viernes, 8 de marzo de 2013

Finalistas

 Los finalistas del concurso, con empate de votos han sido:
"Deberías... pero te ha tocado" IES Ramón Areces - Álvaro García Canedo 1º ESO
"Una historia real en Cerredo" CPEB de Cerredo - Sara Fernández Álvarez 2º ESO
"Palestina lo sabe" Colegio Santo Domingo - Ángela Rodríguez 4º ESO
"Yo solamente era un niño" - CPEB Pola de Allande - Jorge Álvarez García - 4º ESO

Están ya en las primeras entradas del blog... léelos y felicita a los finalistas.
PARTICIPA EN EL FORO... ¿Qué relato te gusta más?

Deberias... pero te ha tocado



Deberías estar jugando
Deberías estar estudiando
Pero te ha tocado sentir miedo
Te ha tocado llorar

Deberías estar con tu familia
Deberías estar con tus amigos
Pero te ha tocado luchar
Te ha tocado matar

 Deberías ir a la escuela
Deberías cantar
Pero te ha tocado hacer daño
Contra tu voluntad

Deberías vivir en paz
Deberías reír
Pero te ha tocado hacer daño
Te ha tocado sufrir

 Deberías tener esperanza
Deberías soñar
Pero te ha tocado odiar
Te ha tocado morir


Álvaro García Canedo - 1º ESO

Una historia real en Cerredo


En mayo  de 1937, en Cerredo una mujer joven llena de vida, e ilusiones con cinco hijos: el mayor de ocho años y el más pequeño de apenas seis meses, se encontraban en su  casa a punto de acostarse cuando la Guardia Civil llamó a su puerta para que le  desvelase el paradero de su marido. Ella cansada de violentos y frecuentes interrogatorios, intentó escapar por una ventana trasera cuando una de las balas la dejó tendida en el suelo herida de muerte. Los soldados pensaban que quien huía era su marido, que se encontraba escondido en los montes como otros muchos que tuvieron que abandonar su casa para no ser asesinados injustamente. La mujer sabía  donde se encontraba su marido pero días antes  había afirmado  que aunque la matasen jamás desvelaría el  paradero de su esposo  y su promesa  se llevó a cabo. La pobre mujer pagó muy caro el amor hacia su marido.
Este constituye sin duda uno de los episodios más dramáticos de la historia de nuestra zona, aunque no fue el único. Durante aquellos años hubo muchos otros casos de gente inocente que sufrió las consecuencias del enfrentamiento. Algunos eran cargados en camiones como si de ganado se tratase  para ser fusilados.
Aunque fue un episodio cruel debo contarlo para que jamás  se vuelva a repetir porque las guerras no son otra cosa que conflictos que se llevan la vida de personas inocentes como las que he narrado que solo causan pobreza, miseria, pestes y que aún en el siglo XXI siguen ocurriendo.
Las personas que vivieron aquella época aún recuerdan con dolor éstos hechos debido al terror que les causó la Guerra en su infancia y juventud, las injusticias producidas en aquel tiempo, los numerosos encarcelamientos, los fusilamientos, las amenazas, el hambre y  la miseria.
Como conclusión, personalmente digo con firmeza “no a la guerra ni a ningún tipo de violencia”. Espero que la paz y la convivencia entre diferentes ideologías y culturas sean siempre posibles.      
               
Sara Fernández Álvarez 2º ESO           


Fuente: http://www.iescasasviejas.net/1.web/ccss1/cuartodeeso/guerracivil/guerracivil.htm

Palestina lo sabe


No mintamos más, no sabemos nada. Creemos que sabemos, pero la verdad es que no tenemos ni idea. Pero aún así juzgamos, siempre juzgamos. Creemos conocer el miedo, pero no es así, ¿acaso sabemos lo que es vivir cada día pensando si mañana seguirás vivo?, ¿no verdad? , entonces no hablemos de miedo. No hablemos de miedo si nunca nos han despertado las bombas y los disparos impactando contra nuestra casa en medio de la noche, si nunca hemos tenido que pasar días escondidos en agujeros para evitar morir. Si nunca hemos temblado al escuchar los aviones sobrevolar nuestras cabezas, si nunca nos han arrancado a nuestros hijos de los brazos. Cuando dicen que la vida es bella, ¿A la vida de quien se refieren? ¿A la de esas niñas que a los ocho años, no pueden ir a la escuela porque tienen que cuidar de sus hermanos pequeños, o quizá a la vida de esos niños que limpian las lágrimas de sus madres, mientras intentan ser fuertes por ellas? Esos niños que nunca serán verdaderos niños, que crecen de golpe y a golpes; que no juegan con pistolas porque saben que matan, que saben que cuando falta a la escuela un amigo, ya no volverá nunca más. Niños que no duermen, que no viven, porque cerrar los ojos no significa que se vayan a ir los fantasmas, porque lanzar piedras contra un tanque no es suficiente. ¿Cómo se puede torturar de semejante manera a un ser humano? Es tan cobarde esa actitud de aislar tras un enorme muro a un pueblo para luego masacrarlo. ¿Con qué disculpa, con qué motivo, con qué pretexto? Con ninguno; no hay manera de disculpar semejante barbarie. Y mientras nosotros, ignoramos los gritos de dolor de una tierra que nos reclama, disfrazando de guerra un verdadero genocidio. Nosotros no sabemos que es el miedo, no sabemos que es el hambre, ni la rabia, ni el verdadero dolor, pero desgraciadamente hay alguien que si lo sabe. Palestina lo sabe.
Ángela Rodríguez 4º ESO

Yo solamente era un niño...



Entre balas y estallidos jugaba, me divertía sin dar importancia a  lo que ocurría a mi alrededor. No veía el horror que los nazis provocaban, me daba cuenta poco a poco de que cada día mi mundo se hacía más y más gris. Nací en Alemania, mi padre era oficial del partido nazi y nunca me faltó de nada. Mi madre intentaba ocultarme lo que sucedía, me decía cosas como que aquello no era una guerra sino un cambio. Tiros, bombas… todo aquello me horrorizaba, pero al no tener conocimiento alguno de la causa de las muertes, los ruidos ni de aquel humo gris que llenaba el cielo, solo pensaba en divertirme colgando cuerdas de un cañón y columpiándome. Poco tiempo después me di cuenta de todo, los alrededores de mi casa olían a muerte, ya no quería jugar, ni divertirme, solo quería huir. Pensaba, y me daba cuenta de que estaba completamente en contra de las ideas de mi padre, ojalá pudiese hacer algo por cambiar el curso de las cosas, ojalá pudiese hacer que mi padre demostrase a toda aquella gente el mismo cariño que me demostraba a mí. Pero yo solamente era un niño…

Fuente:


JORGE ÁLVAREZ GARCÍA .4º ESO

domingo, 24 de febrero de 2013

Balas por flores



Quise oponerme a la guerra, cambiando balas por flores, muertos por vivos, llantos por risas. Solo quería un nuevo mundo. Lo intenté, pero mi fracaso hoy día aún es notable.
Si más gente se hubiese opuesto a aquella inmensa catástrofe, quizás hoy en día todo sería mejor.
Mi sufrimiento no fue solo durante un día pues este duró once años, once años de dolor, de sufrimiento y de tristeza. Mis hijos sufrían mi marido sufría y yo sufría, nuestro sufrimiento era continuo. Ninguno de nosotros lo entendía, ¿Por qué teníamos que morir? Porque sí, por ser diferentes, por vivir en un lugar determinado ¿Por qué?
Viví durante once interminables años incomunicada, sin saber del resto de mi familia, sin hablar con mis amigas, pasando hambre, viendo a mis hijos y marido sufrir, pasar hambre, llorar y pasar las noches en vela.
Cuando llevaba diez años de sufrimiento, mi esperanza de seguir viva era nula. Me levantaba para sentarme a llorar en una silla, para mirar escondida por la ventana como se llevaban y fusilaban a la gente que conocía, gente que hacía años, con la cual hablaba cada mañana de camino a el pozo, con la que había compartido tardes de charlas, broncas a nuestros hijos e incluso cenas de fiestas.
El último día de mi vida lo recuerdo como si fuese hoy. Me levanté con las esperanza de que todo acabará ese mismo día. Pero no aún seguían allí fusilando y gritando. Desesperada por la situación cogí una flor de mi maceta y salí por la puerta. Decenas de hombres apuntándome con los fusiles, mi vida acababa, pero antes de que dispararan pude decir “Aquí me tenéis, aquí estoy, si me queréis matar no me voy a negar. Solo os pido que penséis, no sería mejor cambiar balas por flores, muertos por vivos y llantos por risas”.

                                                                Bárbara Pérez Díez - 2º ESO

En la memoria





En tu memoria quedará,
grabado el recuerdo,
de un día tan siniestro
en el que solo se oía,
el aullido del que había muerto.

En la memoria de esa familia
grabado quedará,
la mayor de sus guerras,
en la que vieron morir,
a aquellos que vieron vivir.

En la memoria de ellos,
quedará un recuerdo,
uno que todos debemos oprimir,
aunque por si nosotros fuera,
a ese recuerdo,
nunca le dejaríamos morir.

En la memoria de todos nosotros,
quedará el recuerdo,
de una guerra,
una guerra española, bosnia, serbia, qué más da,
ahora ya da mucho igual,
porque el daño hecho está,
y toda esa injusta crueldad,
por desgracia se hizo realidad.

En la memoria de todo el mundo,
ahora grabado quedará,
la estrella fugaz,
que una noche,
alguien vio pasar,
por el cielo de la justicia,
clamando ¡basta ya!

Placer Cuervo Fonteriz 1º ESO