Muerte,
dolor, sangre y tristeza. Fue lo que tuve que presenciar, durante 10 largos
años, vi como los militares ocuparon Vietnam cobrando la vida de unos 57 000
soldados norteamericanos y más de dos millones de vietnamitas, tanto civiles
como militares. Cada vez que oía un bombardeo pensaba en mi familia, en mi
mujer, en mis hijos, en mis padres. El otro día mientras mis siete compañeros y
yo corríamos para escondernos, vi como los mataban uno a uno, se me ocurrió dar
la vuelta para ayudarles pero pensé en mis hijos, en como crecerían sin padre, pensé
en la tristeza de mis hermanos, de mi mujer y de mis padres. Seguí corriendo,
al llegar al refugio me sentí egoísta, me desvanecí en la cama. Al día
siguiente desperté con un gran ruido, Salí fuera y de repente sentí un fuerte
dolor en el pecho, lo toqué, sangraba, mientras pensaba en mi familia, el dolor
era cada vez más fuerte hasta que desapareció.
Natalia 1ºESO
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