Guerra, tan fría y dolorosa. ¿Quién la quiere?, no lo comprendo ¿Qué sentido tiene?
Era diciembre, quizás enero o febrero, no lo recuerdo, solo recuerdo que hacia frio, demasiado como para poder pararse a pensar en que era todo aquello que oía acercándose a mi, aquellos ruidos tan espantosos que de repente empezaron a sonar, solo podía pensar en correr, como lo hacían todos, para poder llegar a casa y protegerme de todo aquello que escuchaba a mi alrededor. Corrí y corrí, tanto que las piernas me fallaban constantemente, entonces caí, de repente note un profundo dolor en mi pierna y me desmallé. Al despertar noté de nuevo ese profundo dolor en mi pierna, esta estaba ensangrentada y no quería saber porque pero la tentación me superó y miré, intenté subir delicadamente mi pantalón y vi una herida que no cesaba su abundante sangrado. Me levanté como pude y arrastrando mi pierna dolorida llegué a casa donde mi madre y mi hermana pequeña esperaban preocupadas mi llegada. Abrí la puerta apoyando mi cuerpo sobre la pared y entré, mi madre se abalanzó sobre mi sin darse cuenta de mi espantosa herida, entonces se alejó unos pocos centímetros y agachó su cabeza, pude ver como sus hermosos ojos se encharcaban y como sus lágrimas resbalaban por su cara, no dije nada y de pronto salió corriendo, a los pocos segundos volvió con una gasa para tapar mi herida y cesar un poco el sangrado y rápidamente me llevaron al hospital más cercano, mi hermana estaba muy asustada, tanto que empalidecía cada vez que la miraba. En el coche no podía dejar de mirar a mi madre, su mirada de preocupación clavada en la carretera y su leve llanto me horrorizaban. Llegamos al hospital, donde rápidamente me atendieron, tenía un disparo en mi pierna izquierda, por lo que me operaron lo más urgente que pudieron. A los 3 días volvimos a casa, al entrar mi madre se llevó la mano a la boca, sus ojos se volvieron a encharcar y sus lágrimas resbalaban de nuevo por su cara, entonces la tentación me superó otra vez y abrí la puerta hasta que logré ver lo que pasaba, la casa estaba desordenada, sucia, rota… Caminé hasta la ventana esquivando los cristales, trozos de madera y de más que había desparramados por el suelo, en la calle la poca gente que se había atrevido a salir y que no había muerto en el intento corría y gritaba, tras ellos unas enormes máquinas y cientos de hombres armados disparaban a todo lo que se movía.
Han pasado bastantes años de lo ocurrido y es algo que no quiero volver a vivir. La mayoría de los presentes no teníamos la culpa de lo ocurrido entre los gobernantes, en ese momento estaba a punto de cumplir 15 años pero ¿Y si tuviese muchos menos? Ese disparo me hubiera matado, no era una guerra de todos.
La gente aún se recupera, pero estoy seguro de que quedarán cicatrices.
Andrea Álvarez 3ºESO
Fuente de imagen: http://html.rincondelvago.com/000106708.jpg
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