Yo me sentía muy protegido,
me sentía bien, pero en el fondo me dolía matar a todas esas personas
inocentes, las caras de todas esas personas eran... no lo puedo explicar... temor,
miedo. Sólo con ver la cara de esas personas se podía saber como se sentían. el
sufrimiento que tenían encima y la rabia que les daba morir tan injustamente. Yo
sabia que era uno de ellos, uno de los cuales mataba a toda la gente injustamente
pero no podía hacer nada porque si no me pasaría a mi, puedo ser egoísta, mala
persona, pero en realidad estar encima de ese tanque en el que vidas de miles de
personas se venían abajo me daba mucha pena
y mucho coraje ,estar allí arriba te hacía muy fuerte ,sabia que en ese
montón de personas había familia mía, gente conocida, amigos…. Y yo no podía
hacer nada, me sentía culpable de ello,
me sentía responsable, sentía que fallaba a todas esas personas.
Quizá podría hacer algo para detener eso, aún así no lo hice, puede ser por
propia cobardía pero así fue , con cada
disparo sentía que el corazón me latía mas fuerte, cada disparo la gente se
ponía peor lloraba desconsoladamente , las familias se arrodillaban ante el
familiar fallecido con el alma en pena, llorando pidiendo a gritos que
devolvieran a sus familiares, al ver todo eso
cada vez me sentía peor sobre todo peor persona , los disparos siguieron
uno tras otro una muerte tras otra, veía a mis compañeros que estaban conmigo
allí arriba que parecían disfrutar con cada disparo. No me
podía creer que hubiera gente así en este mundo que disfrutara tanto al ver cada
muerte de una persona indefensa , además con una muerte dolorosa, cada persona
de las que estaba allí estaba temblando de miedo, sabía que tarde o temprano iba a
caer el suyo. Fueron muertes dolorosas en la que ellos y yo lo pasamos muy mal.
Espero que no siga pasando eso y que el
mundo cambie.
Lorena Mesa González 3º ESO
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