Es muy duro negarse a confesar todo sobre las personas con las que
convivo. Pero como me niego a confesar,
los soldados me hacen torturas muy dolorosas. Se que mi fin será la muerte,
pero intento no contar nada sobre mis compañeros, para morir con la conciencia
tranquila de no haber delatado a nadie.
El dolor que siento día tras día es muy grande, pero me supera más
seguir siendo fiel a las personas. La vida en estos momentos es muy dura, pero
lo mejor que puedo hacer para seguir adelante es tener un poco de felicidad en
la vida,para poder luchar día tras día.
Melanie
Da Costa 2º ESO
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